Cuenca cumplía con la cita y abarrotaba las calles en una nueva fecha histórica para la ciudad a través de una bonita procesión con las imágenes de Santa Teresa y la Virgen del Carmen en conmemoración del 425 aniversario de la fundación del Carmelo de San José en Cuenca.

Dentro del programa de actos elaborado para tal ocasión, la Procesión vivida ayer por las calles de la ciudad quedará marcada para la historia con letras de oro. Tras la Santa Misa presidida por el Sr. Obispo de Cuenca, Monseñor Yangüas Sanz, los miembros de la Junta de Cofradías de Cuenca y los Banceros que portarían las andas de ambas tallas, recibían los escapularios bendecidos para esta ocasión.

Hacia las 20 horas, se iniciaba la Proesión con la salida de la imagen de Santa Teresa del templo de la Virgen de la Luz sobre las andas de Ntra. Sra. de la Paz. Instantes después, hacia lo propio la imagen de la Virgen del Carmen sobre las andas de María Magdalena a los acordes del Himno Nacional interpretado por la Banda de Osa de la Vega.

Precedidas por los Guiones de las Hermandades de Cuenca, el cortejo ascendía hacia la parte alta de la ciudad acompañado de multitud de fieles que no quisieron perderse la ocasión y como muestra de su fe y devoción hacia la Virgen del Carmen, así como de los representantes de la Junta de Cofradías y las autoridades locales que cerraban el mismo. En diferentes partes del recorrido, se pronunciaban diferentes palabras y oraciones a cargo de los sacerdotes que acompañaban al Sr. Obispo de Cuenca.

No faltaban las marchas procesionales interpretadas por la Banda de Osa de la Vega, que si bien resultaban un tanto extrañas por las fechas en las que nos encontramos, propiciaban a los banceros portar las imágenes de una manera muy bella y emotiva.

A la altura de la Iglesia de San Felipe Neri, se producía el intercambio de banceros para completar el recorrido por la calle Alfonso VIII, la Plaza Mayor, abarrotada de público, y que terminaría en las mismas puertas del Convento de Las Carmelitas llegadas ya las 22:30 horas, junto a los aplausos y vítores de los fieles hasta allí llegados y el repique de campanas de la Iglesia de San Pedro en señal de alegría y júbilo.

Cuenca puede sentirse orgullosa de haber dado cabida a este majestuoso acontecimiento donde fieles, nazarenos, familias con niños, jóvenes y mayores han podido demostrar su fe y devoción a estas Sagradas Imágenes.