Hermanos y Hermanas, nazarenos y conquenses. El día más importante de la Hermandad, la Solemne Función Religiosa, en el que honramos a nuestra Madre para darle gracias por todos sus desvelos hacia nosotros, es el día en que comienza un nuevo año nazareno y por ello, todo adquiere un carisma más especial. Todas nuestras miradas se dirigen a Ella para mostrarle que no se encuentra Sola, que sus hijos la acompañamos con nuestras oraciones cada día de nuestras vidas. Este año también es más especial para la Hermandad ya que nuestros pensamientos van encaminados hacia las labores de Restauración del Manto de la Virgen que durante los últimos meses y hasta la próxima Cuaresma se están llevando a cabo. Un Manto nuevo para nuestra Madre, la Madre, no solo de los Hermanos que componemos esta Hermandad sino de todos los nazarenos de Cuenca, porque una Hermandad no es nada sin la otra, porque una Semana Santa como la nuestra es algo de todos y cada uno de los nazarenos de Cuenca, pero por una razón si cabe más importante, porque Ella lo merece. Cuando estamos afligidos o hemos sufrido algún revés en nuestra vida, venimos a verla para rogarle desde el corazón, Ella nos escucha y llora por nosotros, y nos hace sentir bien; en los momentos más difíciles, Ella tiende su mano y nos ayuda a paliar esa situación; Ella siempre está con nosotros y así debemos corresponderle, y así lo hacemos cada día.

Todos deseamos que el Manto de la Virgen luzca resplandeciente en la tarde del próximo Jueves Santo. Las labores de restauración se están desarrollando de una manera muy eficaz gracias a las sabias y delicadas manos de sus bordadores, y su resultado lo podremos ver muy pronto gracias a los desvelos de nuestra Madre para con ellos. Nos toca a nosotros corresponder y así lo estamos haciendo, por lo que permitidme que envíe una sola palabra a todos vosotros, Hermanos, nazarenos y conquenses: GRACIAS. GRACIAS con mayúsculas por las aportaciones económicas que desinteresadamente, con mucho esfuerzo en algunos casos, y de manera voluntaria estáis donando a la Hermandad para que el Manto de la Virgen sea una realidad dentro de pocos meses. Aún queda camino por hacer pero entre todos, poco a poco estamos consiguiendo que nuestra Madre transforme esas lágrimas de tristeza por la pérdida de su hijo en lágrimas de alegría por estas muestras de devoción que le profesamos todos nosotros con este gesto.

La Hermandad no es ajena a los sentimientos y emociones que supone este importante hecho y por ello, se han realizado unos relicarios con un pedazo del Manto que ha lucido la Virgen hasta ahora para guardarlo como recuerdo junto a nuestros corazones. Algunos fueron bendecidos durante la pasada Función Religiosa por nuestro Consiliario, Don Angel García Benedicto, a quien también le debemos nuestra gratitud por sus consejos y oraciones. Pronto podremos encargar algunos más para todas aquellas personas que tengan especial interés en tener este recuerdo de la Virgen de la Soledad.

En nombre de la Hermandad, GRACIAS, nazarenos de Cuenca.

Luis A. Martínez Domingo.

Secretario