Pero Luis Marco Pérez no se centró únicamente en la Semana Santa de Cuenca, sino que trabajó para las hermandades y cofradías de otras ciudades, en las que aún se siguen viendo sus pasos en la calle. Sobre todo a partir de 1950, cuando el volumen de obras que le encargaban desde Cuenca comenzó a descender, liberando al artista para que cumpliese con otros encargos.

Algunas de sus mejores obras están en Ciudad Real, donde se pueden contemplar varios pasos salidos de su mano, entre los que destaca el portentoso Calvario que preside el Cristo del Perdón y de las Aguas, o los conjuntos del Descendimiento y de la Virgen de las Angustias, extremadamente parecidos a sus homónimos conquenses. En Toro también dejó su impronta Luis Marco Pérez, realizando para esta localidad zamorana el magnífico paso de La Desnudez, sin duda una de sus mejores escenas sacras, así como el Cristo de la Expiración.

También hay obra suya en la Semana Santa de Plasencia, Albacete, Almadén, Avilés, Ibi, Elche, Requena, y en varios pueblos de la provincia de Cuenca. A todo ello habría que sumar la obra imaginera no procesional que hay en parroquias de Cuenca, por supuesto, pero también de Madrid, Valencia o Alicante, entre otras muchas localidades; y en colecciones particulares de toda España.